La vida te la dan, pero no te la regalan

jueves, 28 de abril de 2011

CORRER YA NO ES DE LOCOS



Hace unos cuantos años cuando se veía correr a alguien por las calles o por las Alamedas de Ciudad Rodrigo se le tildaba poco más o menos que de “loco”. Mis recuerdos más remotos me traen la imagen del conocido “skipi” (nombre que transcribo si saber su correcta escritura); atleta mirobrigense de poderosas piernas que no hacía más que recorrer de manera incansable las calles y alamedas de nuestra ciudad.

Los tiempos cambian y las mentalidades también. Poco a poco aquellos “tarados” que les daba por salir a correr a la calle éramos cada vez más. Hasta que llegó un punto en el que ya no era tan raro ver a algún madurito con su pantalón corto desafiando las frialdades de nuestro clima y echando vaho por la boca.

Con el tiempo también un grupo de amiguetes se animó a organizar una media maratón en esta ciudad en la que si había que correr algo era para hacerlo delante de los toros.

Con esfuerzo y buena voluntad se abrió el camino para que mucha más gente se animara a probar que tal se sentía uno después de correr, a experimentar ese regusto que da la fatiga después de que tu corazón lata con más fuerza y el sudor empape tu camiseta y tu frente y a agradecer esa ducha posterior que parece limpiar y purificar más que nunca. O dicho de otra forma, para sentirte vivo..

Seguramente muchos seguirán pensando que “correr es de cobardes”, pero lo cierto es que el próximo día 1 de mayo, Ciudad Rodrigo acogerá la VI edición de su Media Maratón y que en la misma se va a superar el record de participantes con más de 300 inscritos.

Esto es un síntoma de que Ciudad Rodrigo se mueve y está vivo, sobretodo gracias al esfuerzo desinteresado de este nuevo comité organizador que ha reiniciado la prueba con notable éxito.

Los que en las primeras ediciones dedicamos toda nuestra voluntad, tiempo, empeño e ilusión para que la prueba saliera adelante, nos sentimos ahora orgullosos de que la Media Maratón sea un evento consolidado, mejorado y cada vez más popular.

Siempre dije que era más agotador organizar esta prueba que recorrer sus algo más de 21 kilómetros. Por ello y por que soy consciente de la dificultad de tener que bregar con patrocinadores, administraciones, de preocuparse por que toda la logística esté a punto y de movilizar a colaboradores y voluntarios para que todo salga bien, mi más sincera enhorabuena de antemano al comité organizador.

lunes, 18 de abril de 2011

MARIZA


Decía la cantante y autora Rosana en una entrevista, que en la música estaba prácticamente inventado todo y que la diferencia estribaba en las diferentes maneras de interpretarla y en la sensibilidad que aportara cada artista. Sin estar de acuerdo totalmente con esta afirmación, si que considero que algo de razón tiene y lo pude comprobar recientemente en un concierto de Mariza. El fado siempre será fado, pero “As meninas dos meus olhos” no es lo mismo cantado por esta espectacular artista portuguesa que por cualquier otro u otra fadista o por cualquier otro guitarrista. No es lo mismo un tema rock en la voz de Elvis o Springsteen que en otros, ni es lo mismo una copla cantada por Concha Piquer, ni es lo mismo “19 días y 500 noches” si no la canta Sabina. El sello personal del interprete es fundamental. La pasión con la que la cante, la voz, su registro particular, determinarán que un mismo tema adquiera su máxima dimensión o no, aunque no conviene olvidar que la base está en la creación y los grandes interpretes no serían nada si ellos, o alguien por ellos, no hubieran aprovechado su talento para escribir previamente “In the getho” “The river”, “Ojos verdes” o la susodicha “19 días y 500 noches”. Y todo ello viene a colación de las múltiples excelencias que uno podría enumerar tras haber disfrutado de dos horas de concierto de la gran Mariza; una artista que hace que lo tradicional sea moderno, que el fado más triste llore con más profundidad, que el fado más alegre te haga saltar en la silla y que su elegancia y presencia te deje hipnotizado a base de una prodigiosa voz, de unos músicos virtuosos y de un saber estar en el escenario. Con un repertorio en que alternaba los fados más tradicionales, con las composiciones más novedosas, la artista Lisboeta dejo su impronta de tal forma que uno salio convencido de que no había visto a una fadista, había visto a Mariza.