León era el punto de partida elegido por la expedición compuesta por Paco, Miguel, Manu, Amable, Chuchi, Carlos y yo mismo. Por delante 310 km, de camino a base de pedaladas sobre tierra, piedras y algo de asfalto.

DÍA 4 DE SEPTIEMBRE. 1ª ETAPA: LEÓN – MOLINASECA. 100 km
Iniciamos las primeras pedaladas sobre el seco y llano páramo leones. Primeros kilómetros para calentar las piernas y probar mi nueva compañera de viaje; recién adquirida y estrenada. Por delante quedaban mucho trabajo y un perfil duro. El trazado fácil nos lleva a las primeras localidades de interés. En Hospital de Orbigó atravesamos su atractivo puente y nos adentramos en territorio maragato con Astorga como referencia indiscutible.


En teoría quedaba lo más sencillo; dejarse caer hasta Molinaseca, punto definido como final de etapa. Pero el descenso no será ni mucho menos sencillo. Bajada sólo apta para los peregrinos de a pie, bajamos por un pedregal donde hay que echar mano de los frenos permanentemente y hacer malabares para conseguir mantenerse sobre la bici. Mi recién estrenada máquina se pone al límite de sus posibilidades y caliento los frenos al máximo. Por delante de mi bajan Carlos, Manu y Miguel, más acostumbrados a estas exigencias y a sus bicis. Por detrás Amable y Chuchi bajan con calma, y mientras, Paco se dio la vuelta a por el coche de apoyo.


La dificultad de la bajada se salda con la primera avería seria. Miguel rompe la patilla y tenemos suerte de que lo que queda hasta Molinaseca es bajada. Llegamos a meta fatigados con ganas de tomar unas cervezas bien frías y darnos una ducha que nos quite el polvo del camino. Molinaseca es un pueblo precioso en medio de un paisaje excepcional.

DÍA 5 DE SEPTIEMBRE. 2ª ETAPA: MOLINASECA – TRIACASTELA. 80 KM.
Después de la dura etapa anterior, afrontamos la que será la etapa reina, ya que en el trayecto nos tenemos que enfrentar a la subida de O Cebreiro, para adentrarnos en territorio gallego y dejar atrás la meseta castellana. Yo acompaño a Miguel con el coche hasta Ponferrada para recoger su bici reparada. Enlazamos con el grupo en Villafranca del Bierzo e iniciamos todos juntos la subida a O Cebreiro. De inicio la subida es suave, hasta llegar a los 6 últimos kilómetros donde el puerto se hace verdaderamente duro. Aquí Amable y yo decidimos seguir por la carretera vieja y el resto del grupo prueban suerte por el camino donde no se recomienda ir a las bicicletas. Ellos tienen que echar pie a tierra en varias ocasiones y Amable y yo subimos sufriendo por el calor y la pendiente, pero a nuestro ritmo.
Ya en O Cebreiro y con la fatiga en el cuerpo hacemos el pertinente avituallamiento. Todavía quedaba la subida hasta el alto del Pollo y luego la bajada hasta Triacastela. Amable y yo volvemos a por el coche y nos hacemos otra tanda de kilómetros de retorno muy pesados hasta Villafranca. Por fin llegamos a Triacastela con el tiempo justo para ducharnos, cenar y descansar.

DÍA 6 DE SEPTIEMBRE: 3 ª ETAPA: TRIACASTELA – MELIDE. 80 KM.

Estamos ya en territorio de Galicia y el paisaje cambia por completo. La sequedad y la arisca tierra castellana da paso a un trayecto plagado de naturaleza con recorridos escoltados por frondosos bosques que conforman auténticos túneles verdes. De principio tenemos que afrontar una dura subida sombreada por la maleza y la arboleda. La mañana está fresca, pero pronto empezamos a sudar y a que nos sobre la ropa de abrigo. A partir de ahora todo será un continuo sube y baja donde tenemos que echar mano de los desarrollos más suaves de nuestras bicis, ante rampas repentinas y empinadas. El continuo sube y baja te castiga poco a poco y te deja tocado.
En mitad del camino hacemos una breve escala en Portomarín, donde están de fiestas. Atravesamos sus famoso puente y nos hacemos la foto típica en las escaleras que presiden la entrada al pueblo.

DÍA 7 DE SEPTIEMBRE: 4ª ETAPA: MELIDE – SANTIAGO DE COMPOSTELA: 50 KM.
Esta hecho lo fundamental y supuestamente lo más difícil. Pero la fatiga acumulada hace que los kilómetros pesen más de la cuenta y a pesar de ser una etapa corta el cansancio hace mella a mitad de recorrido. Seguimos con el sube y baja sobre parajes verdes con los que cualquier artista de la pintura podría inspirarse para su creación. Se huele el final y eso nos anima a empujar en la duras rampas del monte del gozo, mientras adelantamos a una serpiente infinita de peregrinos que como hormigas disciplinadas cumplen sus últimos kilómetros antes de alcanzar el final, con caras de cansancio pero con gesto de ilusión.



Misión cumplida
