La vida te la dan, pero no te la regalan

jueves, 10 de septiembre de 2009

310 KM. DE TIERRA Y ESFUERZO SANTIAGUERO

León era el punto de partida elegido por la expedición compuesta por Paco, Miguel, Manu, Amable, Chuchi, Carlos y yo mismo. Por delante 310 km, de camino a base de pedaladas sobre tierra, piedras y algo de asfalto.


DÍA 4 DE SEPTIEMBRE. 1ª ETAPA: LEÓN – MOLINASECA. 100 km

Iniciamos las primeras pedaladas sobre el seco y llano páramo leones. Primeros kilómetros para calentar las piernas y probar mi nueva compañera de viaje; recién adquirida y estrenada. Por delante quedaban mucho trabajo y un perfil duro. El trazado fácil nos lleva a las primeras localidades de interés. En Hospital de Orbigó atravesamos su atractivo puente y nos adentramos en territorio maragato con Astorga como referencia indiscutible.
No era momento de comerse el típico cocido maragato, aunque no fuera por hambre. Llegamos a la hora de comer pero echamos mano del hornazo que llevó el compañero Carlos y damos cuenta de el en un parque de la ciudad con la vista del palacio de Gaudí al frente.
Después de reponer fuerzas nos disponemos a afrontar la parte más complicada del recorrido. Hasta Rabanal del Camino el perfil del trayecto cambia hacia una permanente subida con la que vas minando fuerzas. Pasado Rabanal del camino, comenzamos la subida a la Cruz de Ferro, siguiendo el camino que se hace a pie, a pesar de que este recorrido no se puede hacer en bicicleta. Subida dura y difícil. Camino estrecho y empedrado que te obliga a ir con el máximo desarrollo y a dominar la bici en situaciones muy exigentes desde el punto de vista técnico. Al final coronamos y en la cima nos hacemos la foto típica. Si pensábamos que habíamos hecho algo meritorio por lo realizado hasta el momento, nuestra valoración se vería menguada al ver como un disminuido físico subía hasta la cima de la Cruz de Ferro en silla de ruedas. Le ayudamos a subir hasta la Cruz y nos hacemos la foto pertinente con este auténtico peregrino.

En teoría quedaba lo más sencillo; dejarse caer hasta Molinaseca, punto definido como final de etapa. Pero el descenso no será ni mucho menos sencillo. Bajada sólo apta para los peregrinos de a pie, bajamos por un pedregal donde hay que echar mano de los frenos permanentemente y hacer malabares para conseguir mantenerse sobre la bici. Mi recién estrenada máquina se pone al límite de sus posibilidades y caliento los frenos al máximo. Por delante de mi bajan Carlos, Manu y Miguel, más acostumbrados a estas exigencias y a sus bicis. Por detrás Amable y Chuchi bajan con calma, y mientras, Paco se dio la vuelta a por el coche de apoyo.

La dificultad de la bajada se salda con la primera avería seria. Miguel rompe la patilla y tenemos suerte de que lo que queda hasta Molinaseca es bajada. Llegamos a meta fatigados con ganas de tomar unas cervezas bien frías y darnos una ducha que nos quite el polvo del camino. Molinaseca es un pueblo precioso en medio de un paisaje excepcional.



DÍA 5 DE SEPTIEMBRE. 2ª ETAPA: MOLINASECA – TRIACASTELA. 80 KM.

Después de la dura etapa anterior, afrontamos la que será la etapa reina, ya que en el trayecto nos tenemos que enfrentar a la subida de O Cebreiro, para adentrarnos en territorio gallego y dejar atrás la meseta castellana. Yo acompaño a Miguel con el coche hasta Ponferrada para recoger su bici reparada. Enlazamos con el grupo en Villafranca del Bierzo e iniciamos todos juntos la subida a O Cebreiro. De inicio la subida es suave, hasta llegar a los 6 últimos kilómetros donde el puerto se hace verdaderamente duro. Aquí Amable y yo decidimos seguir por la carretera vieja y el resto del grupo prueban suerte por el camino donde no se recomienda ir a las bicicletas. Ellos tienen que echar pie a tierra en varias ocasiones y Amable y yo subimos sufriendo por el calor y la pendiente, pero a nuestro ritmo.

Ya en O Cebreiro y con la fatiga en el cuerpo hacemos el pertinente avituallamiento. Todavía quedaba la subida hasta el alto del Pollo y luego la bajada hasta Triacastela. Amable y yo volvemos a por el coche y nos hacemos otra tanda de kilómetros de retorno muy pesados hasta Villafranca. Por fin llegamos a Triacastela con el tiempo justo para ducharnos, cenar y descansar.


DÍA 6 DE SEPTIEMBRE: 3 ª ETAPA: TRIACASTELA – MELIDE. 80 KM.


Estamos ya en territorio de Galicia y el paisaje cambia por completo. La sequedad y la arisca tierra castellana da paso a un trayecto plagado de naturaleza con recorridos escoltados por frondosos bosques que conforman auténticos túneles verdes. De principio tenemos que afrontar una dura subida sombreada por la maleza y la arboleda. La mañana está fresca, pero pronto empezamos a sudar y a que nos sobre la ropa de abrigo. A partir de ahora todo será un continuo sube y baja donde tenemos que echar mano de los desarrollos más suaves de nuestras bicis, ante rampas repentinas y empinadas. El continuo sube y baja te castiga poco a poco y te deja tocado.

En mitad del camino hacemos una breve escala en Portomarín, donde están de fiestas. Atravesamos sus famoso puente y nos hacemos la foto típica en las escaleras que presiden la entrada al pueblo.

Decidimos seguir ruta, ya que queda una subida dura hasta Palas de Rei y queremos hacerla antes de comer, para dejar lo más suave para después del almuerzo. Con mucho calor llegamos hasta Palas de Rey, para reponer fuerzas, después de la dura y exigente subida. Trás comer, todavía queda un poco de subida pero luego ya es dejarse caer hasta Melide. Después de haber pasado un mal rato físicamente, acabo entero la etapa. Pero antes de llegar a Melide en el pueblo de Furelos nos encontramos con la sorpresa de que José y su familia, un amigo del grupo que pasaba las vacaciones en Sanjenjo y que nos están esperando con una botellas de vino para celebrar el final de etapa. Damos cumplida cuenta del fresco líquido que entra como bálsamo purificador.

DÍA 7 DE SEPTIEMBRE: 4ª ETAPA: MELIDE – SANTIAGO DE COMPOSTELA: 50 KM.

Esta hecho lo fundamental y supuestamente lo más difícil. Pero la fatiga acumulada hace que los kilómetros pesen más de la cuenta y a pesar de ser una etapa corta el cansancio hace mella a mitad de recorrido. Seguimos con el sube y baja sobre parajes verdes con los que cualquier artista de la pintura podría inspirarse para su creación. Se huele el final y eso nos anima a empujar en la duras rampas del monte del gozo, mientras adelantamos a una serpiente infinita de peregrinos que como hormigas disciplinadas cumplen sus últimos kilómetros antes de alcanzar el final, con caras de cansancio pero con gesto de ilusión.

Llegamos al monte de Gozo, nos hacemos las fotos y ya solo queda dejarse caer hasta la Plaza del Obradoiro de Santiago.


Misión cumplida