La vida te la dan, pero no te la regalan

miércoles, 28 de octubre de 2009

LABUAT


No soy amigo de los productos “triunfitos”. Mis debilidades musicales son más líricas y poéticas, pero en el concurso de OT de hace dos años me llamó la atención la voz de una tal Virginia; una jovencita de inmensos ojos azules con los que llenaba la pantalla de televisión y que podía cautivarte sólo con la mirada. Aquella chica de aspecto frágil, imagen de muñeca de porcelana y de voz singular y delicada, fue superando las muchas trabas que se le pusieron en el concurso para finalmente ganarlo inesperadamente.

Tenía pues curiosidad por ver que podía ofrecer Virginia en su carrera musical. Teniendo en cuenta que cualquier triunfador de OT suele lanzarse al mercado con un producto comercial de fácil digestión y de olvido inmediato, la niña de los ojos azules convertida en Labuat volvió a sorprender con una trabajo diferente y una propuesta original en la que se mezclaban diversos estilos musicales. El disco llevaba la impronta de uno de sus mentores en el programa de Telecinco, el comprometido Risto Mejide, al que también cautivó la andaluza.

Con estos antecedentes llegaba Labuat a Salamanca el pasado día 23 y yo sentía curiosidad por oir in situ esa peculiar voz.

Como suele ser habitual en mi, metí los morros en la antesala del concierto y me acerqué al Camelot a ver que se cocía y así de paso mataba el tiempo hasta la hora del espectáculo. Cual fue mi sorpresa que veo a la artista en pleno ensayo, aunque en un principio no la reconocí. Más bajita de lo que me imaginaba, parecía una adolescente al salir de clase. Compruebo que es posible entrar en la sala y me meto a tomar una cerveza con la que justificar mi presencia. Empieza a sonar la música y los cuatro que allí estábamos congregados nos quedamos boquiabiertos con una versión de un tema de Luis Armstromg y otras dos versiones de canciones conocidas pero que no he podido identificar.

En el silencio de la sala su voz llevaba jazz, blues y hasta bossa nova y según cantaba parecía que te estaba acariciando en el cuello y susurrando al oido. Me quedé enganchado.

Al rato ella se pasea por el bar con toda naturalidad y yo me acercó a charlar un poco con ella y a hacerme la pertinente foto. Se muestra amable y sencilla.

Después vendría el concierto.

Nunca había estado en uno con tan poca concurrencia. Seríamos treinta las personas allí congregadas. Ella salió acompañada de sus músicos; un pianista a los teclados y un guitarra, que a veces ella complementaba con otra guitarra más y algún artilugio de viento

Aquel inhóspito ambiente me daba pena por ella. Parecía una chica más tratando de hacerse un hueco en el mundo de la música y no una triunfadora de OT. A la segunda canción había perdido todo su glamour televisivo.

Su voz seguía brillando pero lo hacía más con las versiones de temas en lengua inglesa que con su propio repertorio. Se mostró natural y sencilla, como si estuviera en el salón de tu casa y ella amenizara una velada. Pero le faltó empaque, sobriedad, profesionalidad. Todo parecía demasiado bisoño. Supongo que es normal ya que es demasiado joven todavía. Pero tiene la materia prima suficiente como para acabar siendo un producto exquisito si su maduración y el camino que elige es el adecuado. Ello dependerá mucho del repertorio que produzca o que incorpore.
Dejo la versión del wonderful world y otra del Turn me one




2 comentarios:

Burbu dijo...

Me encanta. Has captado la esencia de lo que es Virginia a la perfección. Sin duda le queda mucho por pulir, pero como dices tu, materia prima hay de sobra.
Gracias por tu crónica.

Si te interesa, en éste foro http://labuat.es/foros/ encontrarás gente a la que le gusta hablar de Virginia y de buena música en general.
Un saludo.

vicesar dijo...

Gracias barbu. Espero que sigamos en contacto y que coincidamos en algún concierto de Virginia. Me meteré en el foro.