La vida te la dan, pero no te la regalan

lunes, 18 de abril de 2011

MARIZA


Decía la cantante y autora Rosana en una entrevista, que en la música estaba prácticamente inventado todo y que la diferencia estribaba en las diferentes maneras de interpretarla y en la sensibilidad que aportara cada artista. Sin estar de acuerdo totalmente con esta afirmación, si que considero que algo de razón tiene y lo pude comprobar recientemente en un concierto de Mariza. El fado siempre será fado, pero “As meninas dos meus olhos” no es lo mismo cantado por esta espectacular artista portuguesa que por cualquier otro u otra fadista o por cualquier otro guitarrista. No es lo mismo un tema rock en la voz de Elvis o Springsteen que en otros, ni es lo mismo una copla cantada por Concha Piquer, ni es lo mismo “19 días y 500 noches” si no la canta Sabina. El sello personal del interprete es fundamental. La pasión con la que la cante, la voz, su registro particular, determinarán que un mismo tema adquiera su máxima dimensión o no, aunque no conviene olvidar que la base está en la creación y los grandes interpretes no serían nada si ellos, o alguien por ellos, no hubieran aprovechado su talento para escribir previamente “In the getho” “The river”, “Ojos verdes” o la susodicha “19 días y 500 noches”. Y todo ello viene a colación de las múltiples excelencias que uno podría enumerar tras haber disfrutado de dos horas de concierto de la gran Mariza; una artista que hace que lo tradicional sea moderno, que el fado más triste llore con más profundidad, que el fado más alegre te haga saltar en la silla y que su elegancia y presencia te deje hipnotizado a base de una prodigiosa voz, de unos músicos virtuosos y de un saber estar en el escenario. Con un repertorio en que alternaba los fados más tradicionales, con las composiciones más novedosas, la artista Lisboeta dejo su impronta de tal forma que uno salio convencido de que no había visto a una fadista, había visto a Mariza.

No hay comentarios: