La vida te la dan, pero no te la regalan

lunes, 18 de julio de 2011

"REVOLUCIÓN CICLISTA"




El suplemento del País Semanal del pasado domingo decoraba su portada bajo el título de “Revolución ciclista” y en su contenido interior desplegaba un amplio reportaje sobre la tendencia de importantes ciudades hacía un incremento del uso de la bicicleta como medio de transporte urbano. Ciudades en las que la bici forma parte del paisaje cotidiano de las calles y avenidas principales.

Decía el reportaje que el uso de las dos ruedas y el pedal como medio de transporte puede incluso llegar a ser “un parámetro fundamental para medir la satisfacción ciudadana”.

La tendencia de las políticas municipales, aunque de manera tímida y casi obligada, es la de animar al ciudadano a sustituir la bicicleta por el coche, conscientes del tremendo alivio que esto supone para el medioambiente y los grandes problemas de tráfico que soportan las ciudades.

El haber viajado por Europa me ha permitido comprobar con gran envidia y admiración como en ciudades como Amsterdam, Brujas, Copenhague, Helsinki, Viena, y otras muchas, las bicicletas campean a su anchas por los centros urbanos siendo totalmente respetadas por los escasos vehículos que circulan. La sensación en estos lugares una vez que los visitas, es la de una mayor humanización, paz, armonía y calidad de vida.

Parece ser que España está intentando sumarse al carro de esta tendencia más saludable del uso de las bicicletas y así ciudades como Barcelona o Sevilla están haciendo un esfuerzo en este sentido. En otras como Salamanca se han implantando los servicios de alquiler de bicicletas con el fin de estimular su uso. Aún así parece que aún queda mucho para conseguir lo que otras ciudades europeas ya tienen desde hace años. Los municipios españoles no están ni mucho menos preparados para priorizar el uso de la bicicleta. Faltan carriles bici y falta conciencia ciudadana y una nueva mentalidad cultural.

A pesar de no contar ni con un centímetro de carril bici, de la climatología adversa del invierno y de algunos repechos incómodos, considero que Ciudad Rodrigo es una ciudad favorable y propicia para que las bicicletas invadieran las calles, inundaran el centro histórico y relegaran al coche a un uso más restringido y ocasional. Hoy en día podemos contar con los dedos de las manos las personas que echan mano de sus bicicletas para ir al trabajo, a comprar el pan o el periódico, visitar a la familia o ir a la piscina.

Aunque poco a poco cada vez somos más los que dejamos aparcado el coche en la cochera, en la mentalidad mirobrigense hay algo de vergüenza y timidez a la hora de movernos en bicicleta por la ciudad. La revolución ciclista todavía no ha llegado aquí. En caso de que lo haga estoy seguro de que nuestra bella ciudad sería más amable, agradable, habitable e incluso atractiva de lo que ya lo es. Pero para ello tendremos que abrir nuestra mentalidad y ser un poco más europeos.

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