La vida te la dan, pero no te la regalan

lunes, 17 de octubre de 2011

LA AMISTAD Y EL TIEMPO

La amistad es un concepto subjetivo que como tantas otras cosas evoluciona con el paso del tiempo. En la infancia nuestro amigo es aquel con el que compartimos juegos de calle, colegio y alguna excursión en la que nuestros padres nos apuntaban para librarse de nosotros, al menos por unos días. El sol y el barrio eran nuestra hoguera y nuestro espacio.

Con el tiempo las amistades se van haciendo más selectas a través del filtro de la personalidad que se va gestando en nuestro interior y ya en la adolescencia nos haremos afines a aquellos que se divierten con nuestras mismas aficiones y gustos. En mi caso el deporte me unió a un grupo que además de meter canastas por las tardes, les gustaba saborear los efluvios del alcohol durante los fines de semana, para supuestamente dar un salto de madurez, y dejar atrás la niñez abandonada en la calle y en la sala de juegos de Luciano. En esta época el grado de intensidad de la amistad lo marcaba tu habilidad en el hobby que practicaras o en la capacidad de beber cervezas por la noche, de tal forma que a mayor cantidad de líquido ingerido, más y mejores amigos llenarían tu entorno. Nuestras preocupaciones comunes eran la aulas, los profesores y los libros y nuestro tiempo en común el recreo, las frías noches de carnaval y las tardes de verano a la vera del río.

El salto de la adolescencia se daría en la universidad. Ahí el alcohol seguiría siendo un nexo de unión, pero también la música, las mujeres, el cine y ciertas inquietudes que comenzaban a despertar. En esos tiempos los amigos compartíamos espacio, casa y los primeros pasos de una independencia infantil y virtual. Los problemas por aquel entonces se centraban en superar los exámenes finales de junio y en que la chica de turno nos hiciera caso, y si no te lo hacía, para eso estaba el amigo más cercano y más sensible, para aguantar los lamentos amorosos más ingenuos e inocentes, compartiéndolos contigo porque a el le acababa de pasar algo parecido a ti.

Y con el tiempo también uno acabaría la universidad. Llegaría la mili y las primeras dificultades y con ellas llegaría, de alguna manera, la amistad más solidaria, la más sincera. No hay nada como compartir situaciones complicadas para establecer lazos de unión más estrechos, entregados y auténtico. Era fácil odiar al mismo sargento, como también lo era encontrar a algún compañero que te cubriera alguna escapada del cuartel.

Poco a poco uno iba entrando en la supuesta e infinita madurez que costaba digerir y asimilar. Vendrían los primeros trabajos, las primeras responsabilidades. El “¿me quiere o no me quiere?” pasaría a ser “¿me caso o no me caso?”, la familia era cada vez menos sustento y tu cada vez más pilar y aquellos jóvenes con los que te divertías jugando y levantándole la falda a la luna, habían construido un mundo casi diferente al que iba creciendo alrededor tuyo. Tus amistades se reducen y depuran de tal forma que ya sólo quedan los que te han apreciado como eres, los que te pusieron la mano encima del hombro cuando llorabas, los que se rieron a carcajada limpia contigo y aquellos que nunca te pidieron nada más que tu compañía y conversación cuando tu amigo lo requería, porque realmente le apetecía estar contigo y porque sencillamente quería ser tu amigo.

4 comentarios:

aicia maria dijo...

hola ?¿como ests? bueno,una vez mas te digo que lo escrito por vos es tal cual....que tu narrativa sobre la amistad es perfecta y que en la vida y a traves de los años tenemos <amigos< para todas las etapas...de la infancia, del cole, de la adolescencia,de la secun,de la facu,complices,competitivos,del club,del barrio,los hijos de los amigos de tus padres,los de las vacaciones ,los del trabajo,los sociales y los elgidos,esos q son del <alma< y que en definitiva son los que te nutren dia a dia o te decepcionan algun otro..y duele aceptarlo....porque la <amistad< es una rama muy fragil del arbol del <amor<...ali. bsitoy buena vida...<3

vicesar dijo...

Hola Alicia. Me alegro que te haya gustado lo escrito. Es cierto que hay una amplia gama de amistades, aunque con el paso del tiempo uno va distinguiendo entre amistades periféricas (que hay muchas) y amistades intimas (que son más reducidas). Sea como sea, periféricas o íntimas, cantemos la canción de Roberto Carlos: "Yo quiero tener un millón de amigos...."

Patricio Cuadra. dijo...

Buenos días. Me permito acercarte un enlace con mi página web por si pudiera interesarte mi novela, así como diferentes columnas que he ido publicando en el periódico en el que colaboro. Un saludo y gracias por tu atención.

http://patriciocuadrablanco.blogspot.com/

vicesar dijo...

Patricio gracias por tu indicación.