La vida te la dan, pero no te la regalan

jueves, 12 de abril de 2012

VIVIENDO DEPRISA

Se quejaba Alejandro Sanz con una canción de tintes juveniles compuesta ya hace bastante tiempo, de que vivía deprisa.

La velocidad en la que discurre la vida no es la misma para nadie. Los diferentes trabajos, modos de vida, circunstancias familiares hacen que cada uno tengamos nuestro particular ritmo. Unos viven permanentemente acelerados, otros permanentemente estancados. Nuestro ritmo de vida también dependerá de nuestro impulso y nuestro ánimo y a las circunstancias externas que nos mueven y nos ponen en marcha, unos le darán una marcha más si se trata de personas impulsivas, inquietas, activas y dinámicas. Otros, por el contrario, retardaran todo lo que puedan el “vertiginoso” paso de la vida, e intentaran que todo discurra más lento y acomodado a su personalidad.

Pero continuando con la ya casi lejana y olvidada queja de Alejandro Sanz, es cierto que la vida discurre, corre y a veces vuela. Que los años pasan y no nos damos cuenta del trayecto recorrido y que imbuidos en la cotidianeidad y la rutina, no tenemos ni el tiempo ni la lucidez suficiente como para pararnos por un instante a contemplar el paisaje.

Quizá por ello uno puede llegar a tener la necesidad de encontrar ese momento de pausa, de intimidad, de soledad consentida, en el que pueda decir “para y mira”; para y mira a tu alrededor, aprecia lo que hay, observa ese árbol que hay enfrente, la montaña, el niño que pasa por la calle y de repente se tropieza, el fresco madrugador de la brisa de primavera, o si lo prefieres piensa, o mejor aún, no pienses, quédate en blanco. Si consigues hacerte con uno de estos momentos habrás conseguido parar la vida por un instante y podrás contemplarla como se merece.

A veces el ansia de vivir la vida y de apurarla hasta el último sorbo nos puede llevar a perder la perspectiva del trayecto que recorremos. El paisaje siempre se ve mejor en bicicleta que montados en un Ferrari a ciento cincuenta por hora. Pero incluso aunque viajemos en bicicleta siempre habrá un momento en el que merezca la pena hacer una pausa para apreciar lo que nos rodea.

Es en esos momentos, que a mi me gusta acompañar de una buena banda sonora musical, cuando a uno le da por escribir estas cosas que luego suelo lanzar al mar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustó mucho, Victor. Es cierto, vivimos algunos tan de prisa, que no paramos a disfrutar...esas pequeñas cosas, que hacen la vida diferente.Gracias.bss.