La vida te la dan, pero no te la regalan

lunes, 27 de abril de 2009

LA MIRADA DE LISBOA

He elegido esta foto para iniciar esta merecida entrada sobre Lisboa, porque considero que ilustra bastante bien lo que para mi representa la capital lusa. Después de muchos años acudiendo a Lisboa, puede que la ciudad haya perdido los encantos y misterios de las primeras visitas y me ocurra, como sucede con el amor, que uno de sus principales atractivos se centran en el placer de descubrir.

Ahora por tanto, la ciudad de la luz, representa una mirada perdida y profunda en el horizonte del río Tajo. La mirada de esta chica portuguesa sentada en el tren de cercanías que comunica Cascais con Lisboa, bordeando el principio del océano y el final del río, lo dice todo.


Descubiertos los misterios y encantos de Lisboa hace ya bastante tiempo, ahora solo queda sentarse al borde del río y quedarse mirando durante un rato respirando el olor a fado, mezcla de mar, historia, nostalgia y unas calles adornadas por fachadas multicolores, vestidas de azulejos policromados y balcones decorados de ropa tendida.


Entre paseo y paseo por sus calles y plazas, conviene hacer una parada en el bar Suiça, situada en plena Plaza del Rossio e intentar comerte unas natas; dulce supuestamente buenísimo que no conseguí tomar, porque siempre que lo intenté se habían acabado. Para compensar te puedes comer cualquier otro dulce, que también están buenísimos.

No vayáis al Nicola, la guindilla (aguardiente de guinda) tipica de la ciudad, os va a quemar más por lo que vale, que por la graduación que tiene. El Nicola es un bar histórico, pero que te cobran cada año de historia acumulada.


En esta foto los miembros de la expedición, posamos sobre el fondo de las vistas de uno de los miradores que hay subiendo a Alfama.


Para cenar un buen sitio es a Trinidade, allí nos juntamos los cuatro excursionistas, Felipe (Popita), su chica Helena (Con H, en recuerdo a la magnífica canción de Serrat en catalán), el Atlatanta y este menda, y algunos se metieron un bacalhao con natas con el que te ibas muy a gusto a la cama.

Otro de los placeres de Lisboa es acudir a esta terraza desde donde puedes sentarte en uno de sus sofás, mientras te tomas una cerveza y contemplas el atardecer, escondiéndose tras la silueta de la ciudad.

Quizá en esta ocasión faltó el aderezo de los ojos de una mujer, a través de los que mirar al río y hacer que el unguento y el encanto de Lisboa quede completamente condimentado y produzca sus mayores efectos. Será en otra visita, o no.
Hay más fotos, pero por hoy ya vale. Disculpar la calidad de las imágenes, pero están hechas con el movil.


5 comentarios:

Atalanta dijo...

Lisboa siempre será la ciudad encantada.
Para otra vez te hago mohines y "ojitos" a ver si piensas menos en el amoooorrrsito.

Unknown dijo...

Ya estáis lo gayeeersss liados!!! jejeje

Ya estoy pensando en regresar a Lisboa. Que gozada de puente con la Lady y vosotros!

vicesar dijo...

Atalanta, Lisboa siempre tendrá su encanto, pero el placer de descubrir que han vivido Popita y Lady Olé yo ya no lo tengo. Claro que ellos saltan todas la alarmas y nosotros nos dedicábamos a las natas.

Entrada a parte merece la peligrosa excursión en bicicleta a la playa. Ahí quería ver yo al de desafío extremo de la cuatro.

Sin olvidarme de la aventura de la llave. To la noche sin dormir y a la mañana siguiente buscando por un vagón del tren, al salvador de la situación, como si de una película de acción se tratara. Pensándolo bien me puedo poner a escribir otra novela, yo creo que hay tema.

afrodita dijo...

Es un pena vicesar que para ti Lisboa hay perdido ese encanto del que tanto te he oido hablar,yo que esperaba que algún me la enseñases...

vicesar dijo...

pues ando dudando si irme con el Ayuntamiento con motivo de Santa Rita. Por 55 €, merece la pena, pero Lisboa sigue teniendo muchos encantos, aunque los propios del placer de descubrir ya no estén.